De todo, absolutamente de todo, nos ha acontecido a nivel galáctico: la nueva esperanza -o al menos poco usada- de nuestros oyentes se ha visto recompensada, el imperio ha contraatacado y los jedis han retornado en esta nueva entrega de El Camarote 58, dedicada a recrearnos con la trilogía original de La Guerra de las Galaxias.
Desde Tatooine a Endor, yendo por toda la orilla, hemos repasado los dramáticos, luctuosos, tremebundos e incluso jocosos acontecimientos, que protagonizaron Luke, Leia, Han, Vader, Obi, Chewie, Lando, Yoda, R2D2, C3PO... y una retahíla de secundarios, ya imprescindibles en la historia de la opereta espacial, a medio camino entre la fantasía y la ciencia-ficción.
Una vez más hemos ido a parar al santuario secreto de Andrés -situado en un misterioso limbo espacio-temporal-, para grabar este programa con el que pretendemos concluir -que no agotar- nuestra particular aproximación, a la trilogía cinematográfica que cambio radicalmente nuestra percepción visual del género de ficción.
Con nuestros aclamados aderezos centrífugos y talante distendido, hemos hablado tanto del Imperio y la rebelión, como de todo tirio y troyano que se nos ha puesto a «tirio» en el trayecto.
Especial hincapié hemos hecho en las inacabables obras de la Estrella de la Mueeerte... Que llevan al Imperio de cabeza.
Hemos rescatado el sonido discotequero de Meco para acompañar buena parte del programa y, a petición de Daqui, hemos concluido con el tema «Across the stars», que retrata el amor entre el joven Anakin Skywalker y la hermosa senadora Amidala...
¿O no lo hemos hecho? ¡Ayayay!
En fin, el próximo programa tendremos un encuentro en la cuarta fase con los organizadores de la Espatrek 2010, que se celebrará a finales del próximo mes de octubre aquí mismito, en Valencia.
Hasta luego.
Posdata: Nuestro equipo de posproducción comunica que no tienen muy claro que la canción que cierra el programa de hoy tenga, ni remotamente, que ver con la citada «Across the stars»; pero que teniendo en cuenta la premura, tampoco pueden hilar tan fino. ¿O no?
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