EL CAMAROTE 58


EL CAMAROTE 58
Libros y Tebeos, Cine y Televisión, Juegos Virtualaes y de Sobremesa...
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SEMANA NEGRA DE GIJÓN 2010: Resúmen de una ida memorable...

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David Wellington, Larry Niven, Gay Haldeman, Andrés Rodrigo y Joe Haldeman; ante la entrada del Museo del Prado. Día de asueto por Madrid.


Saliendo del hotel madrileño camino de la Casa América, donde se hizo la presentación de autores para la Semana Negra 2010.



Dos instantáneas de la presentación de autores para la Semana Negra 2010. Pues eso: se presentaron, hablaron de sus obras y, como cabía esperar, empezaron a argumentar sobre el arte de narrar, sobre los pros y contras de las diversas manifestaciones de los géneros representados en la Semana gijonesa...
El sabor a cosa mágica, nunca vista, empezó a calar en todos los presentes. Se trata de un embrujo especial del que, por muchos años que haya uno asistido al certamen, es imposible sustraerse.
Paco Taibo intentó encauzar la charla para después, sumergirse en ella, con la satisfacción de quien lidia en plaza propia, pintada de oreja a oreja.


Tras la apasionada y apasionante presentación, rotas ya las barreras y hechos una piña... Un refrigerio en el jardín -precioso por cierto- de la Casa América.


Andrés Rodrigo ha visto satisfecha con este viaje, una de sus ilusiones más grandes relacionada con su pasión por la ciencia-ficción: conocer a Larry Niven. Y en esta foto, helo con su amigo Larry Niven en el hotel de Madrid, poco antes de partir hacia Gijón en el Tren Negro.


Parte del grupo -autores y miembros acreditados de la prensa-, antes de subir al tren. En la estación de Chamartín.


En el Tren Negro. Reunión de viejos y nuevos amigos y descorche de la botella de las esencias del género. La primera parte del viaje -hasta Mieres- dándole un repaso a la literatura, al cine, a los tebeos y, en general, al Universo. Nada más y nada menos.
Camino de Mieres: charla y presetaciones, prestaciones y charla... Y un ambientazo de Dios Padre y Señor Nuestro. Inolvidable trayecto, locuras de niños grandes en plenitud y grandes perspectivas para los días venideros.



En Mieres, precedidos por el son de la gaita y el tambor, desfilamos por las calles, desde la estación, hasta el lugar donde fuimos agasajados con una comilona de las de agárrate que viene curva. Era ya la hora avanzada, y caímos sobre las viandas como un león sobre un antílope amodorrado: ¡Ñam! Todo estaba buenísimo.



A la llegada a Gijón, tal y como nos habían prometido, nos esperaba la orquesta municipal para deleitarnos -que no sólo de pan vive el hombre- con una magistral y evocadora interpretación del clásico "Begin the begining". Todos teníamos ya la sensación de volver a empezar, como si aquella hermosa ciudad -familiar al instante- ya nos hubiese acogido con anterioridad. ¿Quién sabe? La Semana Negra tiene esa virtud entre muchas otras: hacerte sentir comno en casa desde el primer instante.


Paco Taibo II, junto con representates municipales y autonómicos, presenta la Semana Negra 2010 en la antigua estación de Gijón. El certamen para vivir la cultura en fiesta -como lo describe Paco- está en marcha. Y tiene una pinta sencillamente insuperable.



Concluída al presentación del evento, nos fue ofrecido un ágape con las cinco letras bien, pero que muy bien puestas. Durante la ingesta que era sobre la marcha, un grupo de amigos nos apartamos hasta un viejo andén, en el que un antiguo tren de cercanías sirvió como decorado para algunas escenas que hubiesen hecho las delicias del mismísimo Buster Keaton.
Desde allí, parte en un encantador trenecito y parte en autobuses, fuimos a parar al recinto -enorme- de la Semana Negra. Unos traguitos en la Carpa del Encuentro, nuevamente, para entonar los gaznates y un solista -voz clavadita al Sabina de los tiempos de gloria- acompañado de su guitarra -que ya nos había regalado los oídos en el tren- para presentar el aterdecer.
La cena, un poco desperdigados, la hizo el grupo con el que nos hallábamos en aquel instante en el propio recinto. Y no estuvo nada mal.
Después al hotel, que el día había sido intenso, para escribir estas líneas y chafar la oreja. Mañana más... Y mejor, si cabe. Que cabrá.
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