«Este hombre -dirán-, que lástima. Ya son muchos años con la ciencia-ficción esa, muchos pájaros en la cabeza… Ya no distingue entre un problema matemático irresoluble y la charlatanería de los cantamañanas de turno. Y además… -rematarán ustedes- ¿Qué puñetas tendrá que ver la cuadratura de marras y una reseña literaria?»
Y no digo yo, no, que así, a voz de pronto, no pudieran tener ustedes razón; pero si me permiten explicarme, verán que ando bien encaminado.
Les cuento.
Soy aficionado (¿fan?) a la saga de La Guerra de las Galaxias desde que se estrenó la primera película; sí, esa que ahora va y resulta que es la cuarta.
Me metí en un cine y entré en éxtasis durante la totalidad del metraje -desde que aparecen esos títulos viajeros que han hecho historia-, de modo que decidí repetir. Como quiera que el personal del cine no estaba por la labor, ni mis recursos daban para más de una sesión; hice uso de una suerte de juego del escondite que me permitió verla tres veces seguidas aquel día. Al día siguiente volví, saben.
Desde entonces, me he tragado todas las continuaciones y «precuelas» -así, entrecomilladas, porque, con total sensatez, como tiene por costumbre, a la Real Academia no le da la real aceptar el barbarismo-, he digerido (no sin ciertos problemas gástricos, en ocasiones) todas las series, animadas y desanimadas, libros, tebeos, juegos de sobremesa y virtuales… Si no lo tengo personalmente a buen recaudo en mi casita, en un momento u otro, todo lo relacionado con esta franquicia multimillonaria ha pasado por mis manos.
Llega uno a creer que ya lo tiene todo visto y muy visto. Acaba uno concluyendo que, en caso de que salga algo nuevo, no dejará de ser un refrito de cosas anteriores que se comprará y almacenará, con el ansia acaparadora del incondicional; pero sin intención de devorarlo como solía ser habitual en los viejos tiempos.
Y va y resulta que los señores de Timunmas deciden que no, que te van a sorprender, a dejar boquiabierto y con los ojos saltones, como cuando eras un chiquillo y volvías corriendo a casa con lo último de El Imperio Contraataca, conseguido a duras penas con el sudor de la frente de papá.
«The Complete Vader» fue el título de una joya impresa, de un álbum que recogía las andanzas en papel, plásticos, celuloide y toda una amplia suerte de materiales y presentaciones; del villano más emblemático de la historia del Séptimo Arte: Darth Vader, el tenebroso y tortuoso Señor del Sith.
Hasta donde me consta, apareció por primera vez a finales de 2009 en Inglaterra; pero la edición en EE.UU. se fue al traste por un error de imprenta, debido al complejo montaje interior del volumen. Allí, en la tierra de George Lucas apareció hace un par de meses, según creo.
Tuve ocasión de tener entre mis manos un ejemplar de la edición inglesa, que era una maravilla; una maravilla que ahora, engrandecida con la traducción al Español, nos presenta Timunmas -como ya he dicho- de cara a las Navidades, con toda la pinta de un extraordinario regalo a la hora de configurar la lista para los Reyes Magos.
Se trata de una edición extremadamente cuidadosa y compleja, en la que se repasa la vida y obra de Vader y que, para acabar de magnificar el conjunto, se nos presenta con el escueto, rotundo y acertadísimo título de : VADER. Así, a secas, sonando como el zumbido de un sable láser escarlata sangriento.
VADER, oscuro y enrevesado, consumido por los hechos de aquella galaxia lejana, muy lejana y sus circunstancias personales, se nos presenta en este volumen desde su nacimiento, en forma de vagas descripciones y trazos indecisos; pasando por una larga etapa de crecimiento y desarrollo formal, y llegando poderoso, pletórico de fuerza y poder de sugestión, hasta nuestros días.
Podemos ir pasando páginas, avanzando a través de un laberinto de desplegables, reproducciones de originales de incalculable valor para el aficionado, y requiebros visuales; encontrándonos el ciclo vital de un Sith. Con cada párrafo, con cada boceto, nos sentiremos más identificados con todos y cada uno de los nombres -ya míticos- que contribuyeron a crear esta leyenda contemporánea.
VADER es un archivo de incuestionable valor para quienes sentimos un aprecio especial por la figura, desde mi punto de vista central y más significativa, del universo creado por Lucas. VADER es la puesta en escena del envoltorio mediático de Anakin Skywalker, y la prueba de que, a pesar de los focos, de las rutilantes luminarias de las salas cinematográficas y de exposiciones por las que ha ido pasando; el poderoso y atormentado Señor del Sith es una sombra sobre la que especulamos, que intentamos retener en un párrafo, plasmar en un esbozo…
VADER es un espectáculo visual para enmascarar nuestro atávico temor a los resultados de la transformación; una forma elegante, artística, de ilustrar un oscuro túnel al final de cual, una luz mortecina, nos señala la salida y la salvación, o nos atrae, como polillas, hacia el abismo.
Quiero en este sentido hacer valer como ilustradoras de mis argumentos, dos imágenes del libro que les detallo.
Ambas se hallan en el cuadernillo desplegable que encontrarán junto a la página 86.
Por una lado, sin desplegar el cuadernillo citado, encontrarán una ilustración a página completa, de un Vader surgiendo de las tinieblas como una aparición (es la misma de la contraportada). Terrible, su máscara respiratoria se nos antoja unas fauces abiertas, con una hilera superior de colmillos monstruosos. Es el Vader como arquetipo maligno. Imposible de contener o domesticar.
Por el otro lado, con el cuadernillo plegado y junto a la página 89, tenemos una mezcla de fotografía e ilustración técnica, en la que se nos muestra la mano del artista intentando explicar lo inexplicable, aplicándose a la turbia tarea de domesticar la imagen anterior, para convertirla en objeto de consumo. Para exorcizarla.
Indudablemente, uno puede recorrer las páginas de esta magistral edición de Timunmas, disfrutando lo indecible de una monumental obra de arte. Así, sin meterse en camisas de once varas como yo he hecho. Pero, de un modo u otro, hay una cosa evidente: acérquense a sus bibliotecas personales, al rincón donde guardan sus libros sobre La Guerra de las Galaxias (¡Ea, Star Wars!) y comprobarán que, si aún no tienen este maravilloso libro, hay un hueco expectante que está susurrando su título:
VADER, editado por Timunmas. Tiene ciento ochenta y pico páginas, les saldrá por algo menos de cuarenta euros y comprobarán que cuesta mucho menos de lo que vale.
Además, está dedicado a Ralph McQuarrie por lo que, remitiéndoles al título de este artículo o reseña, comprenderán porque sostengo que a los amigos de Timunmas este libro de formas cuadradas, les ha salido redondo.
Andrés Rodrigo
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